PRONOMBRES

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro...

Planté árboles en una finca familiar, ayudando a crear un precioso jardín del que recolectar frutos: manzanos, ciruelos, perales y algún almendro.

Tuve hijos a la edad en que debía tenerlos. Y a mis hijas, las saqué adelante como madre que intentaba ser perfecta. Esto conlleva, reducciones de jornada laboral y ampliación horaria como ama de casa.
Con ellas, aprendí a ser payasa, compañera de juegos, maestra que no se dejaba engañar, pañuelo de lágrimas, y espejo de risas.

Y la vida pasó...

Un día, de pronto, el espejo del pasillo reflejó a una mujer de cincuenta años que comenzaba a  reducir jornada de ama de casa y ampliaba horario laboral.

Aún así, a esta mujer que me había nacido, le crecieron las inquietudes y le sobraban las horas. Así fue como llegue a Blogger y comencé un nuevo camino.

Nadie, en aquél 12 de octubre de 2010, habría imaginado que este espacio, me descubriría que al dejar caer unas cuantas capas de barniz,  en el fondo de quien yo era, había una mujer poeta.
Hoy, estoy convencida de que la poesía vino a mí. Despacio y por sendas dificultosas.

Por supuesto que había leído poesía y en este espacio demostré algunas de mis preferencias. Creé etiquetas para grandes poetas y etiquetas para nuevos poetas, y en esas entradas, daba a conocer o a recordar poemas que me habían gustado.

Escribía relatos  y algún artículo de opinión, hasta que poco a poco, la poesia llenó mi vida. Cogió mi mano y me susurró al oído: utilízame...

Si. La poesía me pidió ser el medio para expandir mis inquietudes, que no eran otras que inducir a la solidaridad y apoyar las causas que lo necesitaban. Así, llegué al Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer, a la causa Palestina, a la del Pueblo Saharaui, a los feminicidios de Ciudad Juarez, a los terremotos de Nepal y al tsunami de refugiados que llaman a las puertas de Europa. Y la poesía, consintió ser el medio para recaudar fondos para dichas causas y concienciar mentes que viven despreocupadas de su entorno.

Nunca pensé que ese trabajo de gestión cultural, floreciera en este precioso libro que ahora me nace...

Pronombres, es un libro rebelde. Así lo ha definido su prologuista: la poeta Ana Montojo. Y todo porque denuncia las causas injustas y apoya a aquellas otras que lo necesitan.

Su presentación oficial en Madrid, será en una fecha aún por concretar durante la segunda semana de marzo, y cercana al día Internacional de la Mujer.

Si, he plantado árboles, he tenido hijas y he escrito un libro. Nada fue fácil, y como con los árboles me salieron callos en las manos; como con mis hijas me salieron lágrimas y risas; con mi libro, me salieron unas pequeñas alas que me ayudan a sobrevolar mi entorno y confirmar lo que el poeta Gabriel Celaya dijo un día: que la poesía, es un arma cargada de futuro.