Continuando con el "Festival Internacional de Poesía Grito de Mujer", celebrado el pasado 28 de marzo en Cehegin, Murcia, siendo la maestra de ceremonias y organizadora del evento, mi querida amiga bloguera, Ascensión García, Aris para la blogosfera.
En esta ocasión, para mi tercer grito, leí un texto propio. Escrito durante uno de ésos días en que nos hartamos de estar hartas. Y entre aspiradora, cocina, coladas y polvo, me entro este pequeño rasgo de rebeldía.
MUJER
QUE SUEÑA CORRER CON LOBOS
No quiero ser mujer silvestre,
Hace años que dejé de ser florero.
Pero aquí sigo,
atendido la lumbre y el brasero.
Preparando alimentos que otros comieron,
arreglando camas que no deshice y Coladas que no
ensucié.
No quiero ser mujer silvestre,
Quiero nacer de nuevo,
con esta mente de cincuenta años
y no con aquella otra
que me mostró el mundo
desde otros
agujeros.
Quiero volver a ser niña,
para decir un no, no solo a mi abuelo.
Quiero negarme a aquello que no eran mis sueños.
Quiero desaprender errores que otros,
para mi tejieron.
Me gustaría ser una adolescente llena de ésos pecados
que para mí temieron y que nunca entonces,
imaginé.
Quiero vivir a tope mis veinte años,
y fumarme las letras sabias de ésas mujeres
que me habrían mostrado como vivir la vida a sorbos,
de vinos bien cosechados.
Quiero tener treinta años, y no permitir lecturas a
mis hijas
de cuentos por hombres narrados,
sobre princesas bobas y azulados príncipes que nunca,
a las mujeres nos salvaron.
No quiero ser mujer silvestre,
quiero correr desnuda por selvas, montes, páramos y
desiertos,
quiero aullar cada noche sobre una colina solitaria,
para que otras mujeres jóvenes,
puedan oír la llamada que nos convoca a todas a desaprender
lo que otras mujeres bobas nos enseñaron.
Dejemos de ser mujeres silvestres
volvamos a ser como lobas, que cuidan de sus cachorros
solas,
sin macho que se pavonee altivo,
nombrándose como dueño y jefe de nuestra,
para siempre, camada.
Mascab
(1-Febrero-2014)
Nota de la autora:
Por
“Silvestre” nombro a aquellas mujeres simples, sin pensamientos formados ni opiniones
propias; ése tipo de mujer “doméstica” que solo se dedica a pasar los
días de manera rústica (sin cuidar su aspecto ni mimarse a ella misma), agreste
(ruda, llena de dobleces, grosera), sin cultura social; que vive
sin una vida propia, pendiente de la de los demás; sin
motivaciones ni inquietudes; sin sueños
por realizar…