He visto este juego propuesto por SINDEL, y me he animado a participar en su:
SEMANA Nº 7
LOS AROMAS
Fue aquel olor a natillas de vainilla con galletas maría
lo que la transportó a su infancia al cruzar la puerta. Doña Consuelo, la
patrona de la casa de huéspedes, le mostró la que sería su habitación durante
aquella estancia veraniega.
Almudena agradeció la bienvenida y, cerrando la puerta
tras la patrona, se asomó al balcón que daba al jardín, sentándose en una de
las mecedoras que lo decoraban.
El aroma de las buganvillas del parterre, sacudidas
por la brisa de la tarde, la llevó a evocar de nuevo otra época de su vida y,
como el olor a natillas al entrar en la casa, recordó los abrazos de la abuela
Natividad contra su pecho. Aquellos pechos que olían a campo, a girasoles con
el aire rugiendo entre sus pipos maduros durante las mañanas de septiembre.
¡Ah, los perfumes de la abuela!, Almudena apoyó la
cabeza en el respaldo de la mecedora, y, mientras le llegaba la fragancia de los
sauces llorones balanceándose sobre el estanque del jardín, rememoró las
múltiples esencias de su memoria.
En primavera, durante los meses de marzo y abril, la
abuela desprendía por su piel, canela y pan empapado de leche, frito en aceite
de oliva. En verano, por las mañanas, era zumo de naranjas recién exprimido, y leche
merengada, fresquita, en los atardeceres. En otoño, la abuela emanaba rosquillas
y magdalenas recién hechas y, en invierno, compota de manzana, y granadas.
También revivió sus paseos por la acogedora casona
familiar, que aún guardará al fantasma de su niñez hurgando en los cajones,
donde la abuela guardaba la ropa de mesa y de cama. Esencias de lavanda.
Lo mejor serían siempre sus abrazos de mujer girasol,
y los domingos, cuando antes de ir a la iglesia se anudaba su pañuelo a la
cabeza con fragancia de jazmines en una noche de verano.
El abuelo era distinto. Siempre tenía un tufillo a
bisontes y sus manos olían al rancio aroma del papel quemado que le amarilleaba
los dedos y ennegrecía sus dientes.
Sus abrazos diarios, hedían al vinagre y vino agrio de
la bodega donde trabajaba como contable. Excepto los domingos, cuando se daba
una ducha fría y frotaba la calva y la barba, con aquel peculiar perfume del varón dandy.
Almudena sintió la nostálgica sonrisa en su rostro,
recorrido por unas lágrimas: almíbar de limón.
Relato perteneciente mi libro de relatos
La dualidad de los espejos
Editorial Nueva Estrella (2020)
Yupiii, qué bien que te hayas apuntado, un relato lleno de aromas que algunos llegan a despertar recuerdos de mi niñez, los aromas en casa de mis abuelos, el domingo y los acicalamientos, sencillos siempre. Bonito aporte. Abrazos
ResponderEliminarQué maravilla de relato. Esos aromas me han traído muchos recuerdos de mi niñez y mi abuela. También de cuando consigo en un domingo ocioso recrearme en hacer natillas. Almibar de limon... de veras, qué bonito. Besos :D
ResponderEliminarHermoso relato! Me llene el alma con esos aromas tan personales y unicos! Gracias por unirte! Bienvenida! Un abrazo
ResponderEliminarUn relato lleno de recuerdos provocados por los distintos aromas de la infancia y la saga familiar.
ResponderEliminarMe encantó y emocionó.
Besos
Un relato que nos acerca al sentimiento más puro del ser humano a través de los olores de la naturaleza. Una preciosidad en forma y fondo, Mascab. Muy bueno.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable. Feliz finde, amiga.
Me alegro de que te hayas unido y mucho más que lo hagas con un relato de tu libro "La dualidad de los espejos". Un abrazo
ResponderEliminarQué maravilla de relato, mis felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bonito, un relato lleno de aromas en letras. Saludos.
ResponderEliminarExcelente relato lleno de imagenes de todo tipo. Pude hamacarme en esa mecedora junto a Almudena y ver ese encantador paisaje.
ResponderEliminarUn abrazo gigante
Nada como los aromas de la infancia... esos son los que mejor recordamos.
ResponderEliminarBss
Gracias por comentar en mi blog. Te conozco por Chelo y me ha encantado tu aportación. Aromas con nostalgia.
ResponderEliminarSaludos.