Autora: Mary Cassatt |
Soy tu indócil cachorra,
un rayo que abre tu pecho,
la llama del fuego que calienta tu
casa,
el viento que baja del monte y sopla
tus manos,
soy la lava que solidifica tus ojos
para mantener en mí tu última mirada
y guardarme en los bolsillos tus
risas.
Eres el camino ignoto
y a la vez,
la claridad entre mis sombras.
Has tatuado mi piel con mil estrellas
para que busque tu alma en todas.
Y voy recorriendo mi piel en el marco
de tu piel,
descalza por los senderos de tu
infinita entrega,
desnuda de palabras.
Soy prolongación de tu sangre y de tu
cuerpo.
Soy quien sonríe al recordarte, “leona”.
Soy quien llora al no alcanzarte.
Soy yo,
quien te quiere sin saciarse.In memoriam
Precioso y a la vez conmovedor.
ResponderEliminarSi hay alguien que pueda entender ese poema con todo el amor que transmite, esa soy yo, bueno, habrá más personas que sientan y añoren esa entrega de cariño, apoyo y comprensión que sólo una madre sabe dar.
Hoy te dejo un abrazo muy especial con todo mi cariño.
Kasioles
hace unos años era como tu
ResponderEliminarDe eso pasó a la nada. Solo le quedaron las manos de lo que era
Que dificil debe de ser ser hombre
Me ha encantado tu texto
Oh!!! No lo había visto . Buen recuerdo para tu abuela que, desde donde esté, seguro te envió un abrazo al leerlo.
ResponderEliminarUn poema lleno de pasión y fuerza expresiva, Mascab. Lo he leído un par de veces y llega por su entrega y autenticidad.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable.