Corría el año 1973 y yo entraba en mi adolescencia aún sin granos en la cara pero muy entusiasmada con aquello de hacerme mayor.
Uno de nuestros profesores nos impartía
las asignaturas de Lengua castellana e inglesa y Literatura Universal. Era un
hombre que, por entonces rozaría la treintena y tenía aspecto de galán de cine.
Por supuesto, él conseguía que
esas asignaturas fueran mis preferidas y siempre realizaba con esmero todas las
tareas que nos pedía diariamente. Cosa poco habitual con otros profes.
Un día, tras la clase de
literatura en la que habíamos estudiado a Lord Byron, nos puso el deber de
escribir un poema de amor. Y yo realicé el mío con devoción. No recuerdo bien cuáles
fueron los términos pero sí había un mar con su oleaje y una isla (lugar adonde
me llevó un anuncio publicitario de jabones, que por entonces echaban por la
tele).
Al profesor le encantó el poema y
dijo que se me daba muy bien hablar de las emociones que me provocaba el
contacto con el mar y esa isla a la que quizá, habría visitado en algunas
vacaciones (yo residía en Madrid). Un poco avergonzada, le dije que yo nunca
había estado en el mar, que no lo conocía, pero que el anuncio de jabones me
atraía muchísimo…Me interrumpieron las risotadas de mis compañeros varones, a
quien el profe mandó callar. Pero ellos se excusaron diciendo: profe, es que
ese poema de seguro se lo dedica a usted ¿no vió la que tiene enamorada? Y ahí
sí, las risas fueron de todo el aula.
El profesor mandó un tiempo fuera
al compañero que había hablado y la clase enmudeció. Él continuó impartiendo su
asignatura como si nada hubiera pasado. Yo,
desee que el suelo se abriera bajo mis pies.
Con este texto, participo en el reto del blog Somos artesanos de la palabra,.
Es la crueldad del gallinero intentando callar, silenciar a todo aquél que se atreve.
ResponderEliminarHistoria que, en su día, no acabó muy bien pero que, si consigues aislar la reacción del rebaño, queda preciosa.
Interesante. Mas por el año, yo aun tenia algún granito.
ResponderEliminarSalud
Una anécdota curiosa, si bien habrá muchas chicas que se pirraron por algún profe. Pero si el poema era bueno...bienvenido fuera.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una perlita el yexto, porque son los orígenes de una poeta.
ResponderEliminarAl menos fue justo el profesor, y puso en su sitio al graciosete.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué situación. Y con esa edad además, el apuro es doble. Pero me encanta que escribieses ese poema maravilloso. Besos :D
ResponderEliminarQuién no se ha enamorado de algún profesor!
ResponderEliminarBesos Mascab
Es la juventud llena de amor inocente, que después recuerdas con una sonrisa.
ResponderEliminarUn placer leerte
Besos
Muchas gracias por participar de nuestra propuesta, hermosa anécdota, tiempos de adolescencia donde el romanticismo está a flor de piel, a mi también me atraían las islas con palmeras y el mar, pero islas no conocía salvo por fotos o publicidades.
ResponderEliminarMe imagino cómo te sentiste en ese momento, a esa edad la vergüenza está a flor de piel, un abrazo , me gustó mucho.
Pues fuiste muy valiente sin duda. Me ha gustado mucho tu recuerdo escolar. Un saludo. Ainhoa
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