EL VIOLIN DORMIDO

Dedos de un tronco desnudo

danzan,

tocan,

rasgan cuerdas de cristal

en espejos del olvido.

Notas lejanas de amor

llegan,

besan

y despiertan la memoria

de aquel violín dormido.

Nos va contando los sueños,

que dejan,

fluyen

y se escapan en el agua

en busca de su destino.

Ya la cadencia se extiende,

pinta,

matiza,

ruborizando a las hojas,

que se miran en el río.

Y se enciende la farola,

que fija,

graba,

eterniza emocionada

aquel instante divino...!

Este poema es uno de los muchos que podéis encontrar en el espacio de una mujer especial, amiga de todos quienes les demuestran que viven haciendo el bien a su comunidad. Madre hasta la médula de tres hijos a los que adora y por quienes vela. Hija insustituible para un padre que cada fin de semana la espera en su regazo... su nombre es María Jesús. No podía tener mejor nombre que el que le otorgaron sus padres dos nombres míticos que engloban su vida: la de madre (María) y la de hija (Jesús).

Su espacio casi todos lo conocéis, pero para quienes no lo hayan visitado aún, os dejo el link HACIA LOS LÍMITES DEL TIEMPO,  para que lo disfrutéis sin prisas y conozcáis a una mujer a quien admiro.