EL AMOR Dos de tres valores (para tres entradas)

Tres cosas hay en la vida que no debemos menospreciar: Salud, Amor y Amistad.

Son tres valores máximos que debemos atesorar, cuidar, mostrar y compartir con los demás.

Amor… que poco la apreciamos cuando tenemos a raudales!.

Cuando alguien nos ama creemos que lo hará por siempre. Cuando nos sabemos amados, creemos ser dueños del amante. Pensamos que él/ella, nos lo debe todo, que siempre estarán para sujetar nuestros enfados, perdonar nuestros malos ratos, satisfacer nuestras necesidades, ponernos un colchón que amortigüe nuestra caída…

Creemos tener el poder absoluto sobre el amante, de tal modo, que cuando nos falla en algo, le culpabilizamos de nuestros propios errores y fracasos.

Cuando nos aman, tenemos la certeza de que nunca nos llevarán la contraria.

Cuando nos aman, parece que el cielo solo nos pertenece a nosotros.

Cuando nos aman, los días son mas cortos porque están llenos del amor de ése otro, que nos hace la vida fácil, que nos atiende en todo, que nos calienta la cama y el cuerpo con su propia piel, que acaricia nuestro corazón cuando está triste, que bebe nuestras lágrimas hasta eliminarlas, que nos abraza y en su abrazo…sentimos girar el universo en cada una de las estrellas. Giramos y giramos vertiginosamente con la fuerza del amor, de ése amor que creemos eterno y que a veces, acostumbramos a no cuidar. A dar por hecho todo lo que creemos merecer solo por dejarnos amar.

Cuando nos aman, si nosotros amamos a la vez, si al ser amados nos convertimos en amantes, es el más mágico de los logros. Ése solo valor ya vale la más grande de las fortunas…sentirse amada y amar al mismo tiempo. Ser amada y amante del amador… cuál es la diferencia entre amante y amado?

El amante lo da todo por el amado, sin esperar nada a cambio. Es generoso en sus dávidas, en sus caricias, en el lecho…no busca su disfrute, disfruta con el gozo del amado.

El amado espera todo del amante. Anhela sus besos, su generosidad, su predisponibilidad para el amado. El amado a veces, actúa de tirano con el amante, lo convierte sutilmente en un pequeño exclavo.

Pero nada de esto es malo. Nada de ello, si se intercambian las actuaciones de amante y amado. Nada es malo cuando el amor es el más bello juego interactivo donde hoy soy amado y mañana amante. Hoy lo quiero/espero todo de mi amante…mañana doy/entrego todo a mi amado.

Pero hay otra variedad de amor: el fraternal, el que entregamos a nuestros hijos, a nuestros padres, a los amigos…

En esta variedad amatoria, siempre debemos actuar como amantes. Debemos ser generosos y dar… dar todo lo que esté en nuestras manos por nuestras personas amadas. Si así lo hacemos, si sembramos la semilla del amor con tanta generosidad en nuestros hijos, nuestros padres, los amigos…, siempre cosecharemos amor.

              

Porque el amor es un valor que se recibe en cantidad recíproca a la que se dá. Porque es éste valor el que lleva inscrito en lo más profundo la frase de “Dar mucho…” y si das, recibirás más, mucho más, de lo que tú das. 

El amor…qué dulce palabra que encierra un todo!

            

Sin amor… los hombres, mujeres, niños y niñas de nuestro planeta, no seríamos humanos. El amor nos dignifica como tales. 
El amor nos lanza y nos salva.
El amor nos ciega y nos dá luz. 
El amor nos dá también salud, porque sin amor…por qué razón querríamos luchar contra la enfermedad?

El amor nos salva. Nos dignifica. Nos humaniza…Nos eleva.